371. APOTEOSIS DEL ABSURDO
Hablo en serio y con tristeza; este asunto no es cosa de alegría, porque las alegrías del sueño son contradictorias y tristes y por eso resultan agradables de una misteriosa manera especial.
Sigo en mí, imparcialmente, esas cosas deliciosas y absurdas que yo no puedo poder ver, por que son ilógicas a la vista -puente sin dónde ni hacia donde, caminos sin principio ni fin, paisajes invertidos - el absurdo, lo ilógico, lo contradictorio, todo cuanto nos desliga y aparta de lo real y de su séquito disforme de sentimientos prácticos y sentimientos humanos y deseos de acción útil y provechosa. El absurdo nos salva de llegar, a pesar del tedio, a aquel estado del alma que comienza sintiendo la dulce furia de soñar.
Fragmento de el Libro del Desasosiego, de Fernando Pessoa
Sigo en mí, imparcialmente, esas cosas deliciosas y absurdas que yo no puedo poder ver, por que son ilógicas a la vista -puente sin dónde ni hacia donde, caminos sin principio ni fin, paisajes invertidos - el absurdo, lo ilógico, lo contradictorio, todo cuanto nos desliga y aparta de lo real y de su séquito disforme de sentimientos prácticos y sentimientos humanos y deseos de acción útil y provechosa. El absurdo nos salva de llegar, a pesar del tedio, a aquel estado del alma que comienza sintiendo la dulce furia de soñar.
Fragmento de el Libro del Desasosiego, de Fernando Pessoa
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Gaby Rodríguez Llamas -